Todo esto lo pudieron determinar luego de estudiar los escáneres cerebrales de las personas que no habían descansado lo suficiente encontrando que las redes neuronales se activaban cuando sentían que su espacio personal se encontraba siendo invadido por lo que por eso provocaban una especie de rechazo hacia la sociedad.

Asimismo indicaron que la pérdida de sueño hace que las regiones del cerebro que se encuentran ligadas a las relaciones sociales se encuentren debilitadas. Siendo este estudio el primero en demostrar la relación entre estos bidireccionalmente.

Esta investigación publicada en la revista Nature además indica que los hallazgos son importantes, puesto que de esta forma se podrán diferenciar entre la ansiedad y la falta de sueño. Y es que así lo indicó el profesor de psicología y neurociencia en Berkeley, Matthew Walker, «Nosotros los humanos somos una especie social. Sin embargo, la falta de sueño puede convertirnos en rechazados sociales.»

Además agregó que cuanto menos se duerma menos se desea conversar con las personas, resaltando también que «a su vez, otras personas te perciben como más socialmente repulsivo, lo que aumenta aún más el grave impacto de aislamiento social de la pérdida de sueño (…) Ese círculo vicioso puede ser un factor importante que contribuye a la crisis de salud pública que es la soledad.»

Los jóvenes y mujeres son más vulnerables

De acuerdo a la Oficina de Estadísticas Nacionales de Inglaterra entre los años 2016 y 2017 los adultos solo dormían poco, representando un 5 %. Asimismo los jóvenes de entre 16 y 24 años de edad se sentían solos y ahora se relaciona con la falta de sueño.

Sin embargo, lo más preocupante es que las mujeres viudas, solteras y los que viven alquilados, suelen ser más vulnerables, haciendo ver que actualmente no es raro que se observen más depresiones y aislamientos, sin dejar de lado que los seres humanos necesitamos relacionarnos para así reproducirnos.

Cabe resaltar que los especialistas realizaron los estudios mediante imágenes cerebrales de resonancia magnética, simulaciones y encuestas grabadas en video, estudiando a 18 jóvenes luego de una noche normal y otra con insomnio para analizar así si solo una noche de mal sueño basta para que se aíslen.

En este sentido, el especialista Walker finalizó diciendo que «no existe una red de seguridad biológica o social para la privación del sueño ya que existe, por ejemplo, la inanición. Es por eso que nuestra salud física y mental implosiona tan rápido incluso después de la pérdida de una o dos horas de sueño».