Recorrer los Alpes austríacos para llegar a las minas de sal de Hallstatt te hará llenarte de una fuente inagotable de hallazgos arqueológicos donde además conocerás todos los detalles de las obras de consolidación que protegen los túneles de esta capital prehistórica de la sal
Esta mina de sal es la más antigua del mundo, puesto que cuenta con más de 7.000 años de construcción y como dato curioso en la primera mitad del primer milenio antes de Cristo albergó la «Civilización de Hallstatt» a más de 800 metros de altitud.
La hondonada de Hallstatt, alberga un gigantesco yacimiento de sal; los cuales son los restos de un océano de hace 250 millones de años. Señorea un lago natural apreciado por los turistas por sus paisajes de ensueño. Ante esto a mediados de agosto se empezaron obras destinadas a «preservar para las generaciones futuras» este lugar declarado en 1997 patrimonio mundial por la UNESCO, recuerda Thomas Stelzer, gobernador de la provincia de Alta Austria (oeste), donde está situado.
El arqueólogo Hans Reschreiter, responsable de las excavaciones explicó que «como en todas las minas, la tierra ejerce una presión sobre los túneles y amenaza con cerrarlos si no se hace nada«.
Este lugar guarda secretos de la Edad del Bronce
Y es que en 1838 se desenterró un hacha de cuerno de ciervo de hace 5.000 años antes de Cristo. Sin embargo, es conocida sobre todo por el hallazgo en el siglo XIX de una necrópolis. «Se desenterraron miles de cuerpos, casi todos con ricos ornamentos de bronce, normalmente reservados a los más acaudalados», afirma Reschreiter, añadiendo que era gente que trabajaba duro desde la infancia pero gozaba de una vida próspera.
Y es que el «oro blanco» como es apodada la sal, era muy valiosa y Hallstatt producía entonces hasta una tonelada por día, lo que le permitía abastecer a «la mitad de Europa«, afirma el experto. «Esta localidad de difícil acceso se había convertido en 800 antes de Cristo en la más rica del continente y en una plataforma de intercambio importante», asegura. Las espadas de empuñadura de marfil africano o los cuencos de vino mediterráneo hallados en el lugar son una prueba de ello.
Durante las excavaciones restos de galerías a 100 metros bajo tierra los arqueólogos encontraron «testimonios únicos de una actividad industrial en la Edad del Bronce (entre 3.000 y 1000 antes de Cristo)», señala Reschreiter. La actividad minera empleaba a mucha gente y funcionaba de forma muy organizada. Se encontraron pilares de madera de hace 3.000 años en perfecto estado por la sal, así como instrumentos, guantes de cuero, entre otras cosas.
Y ante todo, una cuerda del grosor de un puño y una escalera de madera de ocho metros de largo fabricada en 1.100 antes de Cristo. Es la más vieja de Europa y «está tan bien conservada que se pudo desmontar y volver a montar«, afirma el arqueólogo.
La mina nunca ha dejado de funcionar desde la prehistoria. Fue explotada por los celtas y usada en la época romana para pagar en especie el «salario» a los legionarios desplegados en el Danubio. Actualmente emplea a unas 40 personas y suministra el equivalente a 250.000 toneladas de sal por año.
«La sal ya no tiene el mismo valor que en la Antigüedad pero gracias a los múltiples usos, sobre todo de la industria farmacéutica y química, todavía es muy rentable», afirma Kurt Thomanek, director técnico de la compañía Salinen Austria. «Las actividades turísticas ligadas a los hallazgos arqueológicos representan un pilar de nuestra actividad», reconoce. Unas 200.000 personas visitaron la mina de Hallstatt el año pasado.
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