Salieron de Venezuela en busca de oportunidades en Colombia
Quienes se atrevieron a cruzar la frontera a su suerte, lo hicieron con poco equipaje, con algo de dinero, muchos carecen de permisología para permanecer en el vecino país y menos con papeles en regla para trabajar; por eso pernoctan en un estadio en Cúcuta, a la espera de algo que llaman suerte, bendición celestial que los lleve a un empleo que les permita vivir dignamente y ayudar a sus familiares que dejaron en Venezuela
Norte de Santander// Notipascua.com//
Unos 400 venezolanos duermen, cada noche, en la cancha Sevilla en Cúcuta, Colombia, conocida entre ellos mismos como «Hotel Caracas, nada tienes, nada empacas», se trasladaron a la ciudad froteriza con Venezuela, agobiados por la crisis económica. Entre esos 400 venezolanos se encuentran el barinés cincuenton Luis Narváez; Marielena Cunha, de 27 años, hija de un portugués repartidor de diarios en Cumaná.
Marielena Cunha Trabajaba en una de las últimas empresas de turismo que quedaba en El Parque Nacional Canaima; Manejaba la comunicación con el único helicóptero cuando llevaba turistas a la cima del Auyantepuy. Tambien se encuentra en ese estadio el barquisimetano Bernardo López quien es técnico de refrigeradores neveras .
Dialismar Rojas de once años, también esta en ese mismo lugar con su madre embarazada; embarazo que argulle ocurrió por la falta de pastillas anticonceptivas y el alto precio de los condones en Venezuela. Allí también esta Antonio Losada, un ingeniero de telecomunicaciones que trabajó con la telefónica estatal Cantv y terminó vendiendo refrescos de malta en las ardientes calles de Cúcuta y y Santiago Gómez, ingeniero electrónico que salió de la petrolera Pdvsa y no sabe qué puede hacer en Colombia.
A estos venezolanos varados en ese estadio de Cúcuta los han maltratado verbalmente, los han insultado gritándoles ‘veneca hijueputa, regrese a su país de mierda’… Es una humillación eterna de quienes un día estuvieron en ese que llaman país de mierda haciendo dinero y viviendo…“estas ofensas, estas humillaciones no las olvidarán jamás. Son seres humanos en estado de necesidad, son gente buena —aunque también hay gente mala—, en busca de no morir de hambre. Ni siquiera buscan comida, necesitan trabajos, los que sea, y respeto.
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