FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista oficial del municipio Leonardo Infante
Los pueblos del Guárico fueron de los primeros en apoyar la gesta emancipadora iniciada en Caracas el 19 de abril de 1810, y al igual que otras regiones declaradas en rebeldía, sufrió las consecuencias de la derrota republicana ocurrida en 1812. La población de entonces no se detuvo en su propósito independentista, se congregaron y escogieron los diputados; luego se reunieron el 2 de mayo de 1811, en un congreso de notables. Estos constituyentes enfrentaron valerosamente conceptos y principios sembrados por la corona española para controlar la sociedad colonial. Aquellos hombres dieron legalidad a la Independencia, la cual recogieron en un acta donde estamparon sus firmas y posteriormente, redactaron la primera Constitución de Venezuela, con la cual nace la Primera República.
Un buen número de los firmantes de la Declaratoria del 5 de Julio de 1811 provenían de las distintas regiones y/o provincias que constituían la Capitanía General de Venezuela, muchos de ellos murieron como mártires de la libertad en plena guerra. Otros alcanzaron a vivir lo suficiente para prestar apreciables servicios a la Gran Colombia y luego, a la República, después de 1830. Algunos se extinguieron en la oscuridad y de otros se pierde el rastro vital… sus nombres están escritos al pie de la Declaratoria de Independencia. De ellos, dos procedían de los Llanos del Guárico. El párroco Salvador Delgado, natural de Calabozo y diputado por Nirgua, y el doctor Juan Germán Roscio Nieves, natural de San Francisco de Tiznados y diputado por Calabozo.
El Guárico durante la Guerra de Emancipación nacional pertenecía a la Provincia de Caracas, en ese período en su suelo y en sus llanos se escenificaron permanentes combates. Los primeros pronunciamientos de emancipación se produjeron en las poblaciones de Calabozo y Chaguaramas. A los pocos días de la firma de la Declaración de Independencia en Caracas, el 5 de julio de 1811, el Cabildo de la Villa de Todos los Santos de Calabozo se pronunció apoyándola. El cuerpo edilicio de esa ciudad, con su presidente, Juan Vicente Delgado, que además era justicia mayor, el alcalde Miguel Antonio Mirabal y los regidores: Juan Manuel Bermúdez, José Antonio Hurtado, Pedro Antonio Camacho y el síndico José Revenga dieron cumplimiento a lo resuelto y proclamaron la Independencia, según la orden del Supremo Poder Ejecutivo. El acta de la sesión del Cabildo dice: “Reconocer la Soberanía y Absoluta Independencia que el Orden de la Divina Providencia ha restituido a las Provincias Unidas de Venezuela, libres y exentas para siempre de toda sumisión y dependencia de la Monarquía española…”. Del Guárico salió como diputado por Calabozo Juan Germán Roscio, quien a su vez redacta el Acta de la Independencia.
Francisco Herrera Luque en “la historia verídica, fabulada y verosímil” Boves “El Urogallo” (1975:98-99), relata que: “El 5 de julio de 1811 fue el día fijado en todas las provincias de la Capitanía General de Venezuela para declarar la Independencia. En Calabozo, como en Caracas y en Valencia, hubo fiestas y jaranas a granel. José Tomás Boves, entusiasta como ninguno, tenía preparada una bandera tricolor con una leyenda que decía «Viva la Patria», que colgó a la entrada de su tienda. En la puerta misma de su casa disparaba cohetes y servía aguardiente ayudado por Juan Caribe y el indio Eulogio.
— ¡Que viva la independencia y abajo los chapetones!… —clamaba lleno de júbilo. Arrieros y caporales entraban en su pulpería. A todos alegre, invitaba: — ¿se echa un palito, Ño Domingo? —le decía a un zambo viejo, o —venga pa’ acá, mi hermano, para que disfrute de un cocuy que me mandaron de El Tocuyo.
En la Plaza Mayor de Calabozo la banda municipal tocaba desacompasados aires marciales. En lo alto del ayuntamiento una nueva bandera, amarilla, azul y roja, sustituía la amarilla y gualda de España…”.
Otro testimonio importante lo aporta el canónigo José Cortés de Madariaga, en su Diario de un viaje por el Río Negro, Meta y Orinoco, de regresó, el 15 de agosto de 1811 hizo una parada de varios días en Calabozo, dejando constancia del regocijo que halla en este pueblo, donde lo recibieron con palmas y vítores. También se admiró del recibimiento que le hicieron en Guayabal, donde durante su visita “celebraron la declaración de independencia con bailes y fiestas públicas”.
El coronel de ingenieros Pedro Aldao, comandante de la plaza de San Fernando de Apure, para celebrar la firma del Acta de la Independencia, organizó una fiesta campestre, con música, fuegos artificiales y carne asada, en el lugar que llamaban “Playa Caracas” (hoy Puerto Miranda), frente a San Fernando de Apure, río de por medio, en territorio guariqueño. Para perpetuar el patriótico hecho, Aldao hizo sembrar numerosos arbolitos de samán, para que creciesen frondosos como la patria que se estaba creando. Aldao murió heroicamente defendiendo a Calabozo de los ataques de José Tomás Boves, en el Paso de San Marcos, el 8 de Diciembre de 1813. Boves hizo colocar su cabeza frita en aceite en la Plaza Mayor de San Fernando, para escarmiento de los patriotas apureños y de sus habitantes.
En 1812, el realista Eusebio Antoñanzas ordenó a sus tropas incendiar el pueblo de Ortiz y aterrorizar a sus habitantes por su adhesión a la causa patriota. J.O. Pérez (2003), escribe sobre el terrible suceso: Fue una de las etapas más oscuras del pueblo orticeño. Se cometieron las mayores atrocidades a mujeres, niños y hombres por parte del ejército realista. Sus cuarteles se establecieron en la localidad como centros estratégicos para enfrentar la “Sublevación” de los patriotas, liderizados por Simón Bolívar… Este hecho histórico –después de la quema del pueblo- causó entre los habitantes un permanente vaivén de angustias y miedo con la entrada y salida de los ejércitos realistas. No obstante, la población se une a la causa independentista, cuyas adhesiones favorables a Bolívar comienzan a oírse desde el púlpito de la iglesia Santa Rosa de Lima.
En el Oriente del Guárico el patriotismo y la adhesión a la causa independentista de sus habitantes, fue emblemática desde 1810. En Santa María de Ipire, el hacendado Vicente Siso se presentó ante la Junta Suprema “ofreciendo para el servicio de la patria todos sus bienes, persona y la de sus hijos don Felipe y don Luis José, también una compañía de caballería que unida a dos que hay en el pueblo formen un escuadrón, el cual uniformará y armará a sus expensas, proporcionando de cuartel una de las casas grandes que allí posee”. La Junta convino y se constituyó en Milicias de Blancos de Santa María de Ipire con don Vicente Siso como comandante. Apunta A. Rodríguez (1998): “Hasta los indígenas de la región se pronunciaron contra el Rey en Santa María de Ipire, probablemente muchos de los que acompañaban a Pedro Zaraza y a los Monagas en sus luchas”.
Según la tradición oral, también en Chaguaramas se produjo un fervoroso pronunciamiento a favor de la Declaración de Independencia, llegándose a acuñar una medalla de oro con la inscripción siguiente:Chaguaramas. 1811. Libertad. Los pueblos del Guárico no escaparon a la insaciable sed de sangre del asturiano José Tomás Boves, su capellán, el Pbro. José Ambrosio Llamozas expone que “…en los campos de batalla y en los pueblos pacíficos se cometieron por su orden horrores de los que hay pocos ejemplares…”. Como uno de los oficiales de Antoñanzas, Boves se incorporó con este al ejército de Monteverde. Con la guerra de Independencia, José Tomás Boves se transfiguró, llegando a simbolizar al mismo Lucifer, desolando a Venezuela con degollinas efectuadas al son del “piquirico”, famoso joropo de entonces. Al igual que otras regiones de la provincia de Caracas y las demás provincias declaradas en rebeldía, el Guárico sufrió las consecuencias de la derrota republicana ocurrida en 1812.
Valle de la Pascua, martes 04 de julio de 2017.
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