Tú ejemplo perdurara entre quienes te conocimos
Patricia Uribe.-
Valle de La Pascua//Guárico//Notipascua.- Recientemente me enteré que un joven maravilloso, con un futuro prometedor, inteligente y emprendedor, había fallecido. La noticia me tomó por sorpresa, uno nunca espera que un muchacho en la flor de su vida, con apenas 31 años, muera de manera intempestiva y menos que su vida se apague en el lapso de una semana.
Lamenté, lo tarde que me enteré de la noticia, lamenté no haber mantenido comunicación con él, luego de haber culminado la formación en la que coincidimos y en la que tuve la oportunidad de conocerlo. Desconozco la fecha exacta de su partida y las circunstancias que originaron el fatal desenlace. Pero lo recuerdo con aprecio y afecto. Con tan solo oírlo, supe de inmediato lo inteligente de ese ser. Jhonn Fernández, porque así se llamaba mi amigo, era poseedor de una inteligencia académica maravillosa y hasta envidiable. Cada una de sus participaciones, de sus exposiciones eran perfectas, sabía siempre la palabra acorde, el comentario adecuado; se adueñaba del escenario como un artista cautiva a su público.
Algo que lo caracterizaba, era que siempre aprendía de los errores de los demás. Cada vez que Jhonn se paraba al frente para exponer, todos fijábamos la mirada en él, no perdíamos detalle de sus movimientos, de sus pasos, de sus gestos; atrapaba al espectador, además, en cada exposición vestía tan elegante, que parecía un novio, un galán. Si no fuera, porque una amiga en común de Jhon y yo, no me hubiese enterado de su deceso, ya hace un mes de tu deceso Jhon, pero para mí, es como si fuese ayer.
Yo te imaginaba en tu casa, al lado de tus hermanas, tu sobrina, tu madre y con tus alumnos, como los llamabas. Nunca imagine, ni remotamente que ya no estabas entre los vivos, que ya no pertenecías a este plano. Créeme que lamento mucho lo sucedido. Si alguien merecía la vida, ese eras tú; ya que tenías mucho que ofrecerle a la vida.
Esa inteligencia tan tuya, ese don de la oratoria, ese dominio del escenario, esas intervenciones tan académica, cada vez que exponías y te escuchaba, se me hacía que estaba leyendo un libro. ¡Así eras de bueno! Pero lamentablemente te has ido de una manera tan precoz, tan sorpresiva, yo creo que ni tú mismo esperaba este desenlace tan doloroso.
Imagino el dolor en el que dejaste sumida a tu familia, a tus allegados más íntimos, más cercanos, a aquellos con quienes interactuabas a diario; porque si yo, que dejé de verte y tratarte hace ya casi un año, lamento tu muerte. ¡Imagínate cómo estarán tus cercanos!
Jhon, sé que mucha gente te recuerda con cariño, son muchos los que aún no han asimilado la noticia, Maury y yo estamos en ese grupo. La pregunta que nos repetimos una y otra vez es ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?, a veces cuesta creer que fueran designios del Altísimo, no quisiera pensar que faltó una mejor atención médica y recursos, tanto técnicos como económicos para que recuperaras la salud.
Me niego a creer que tú misión en esta vida haya sido tan corta, tan breve y que ya este cumplida; me causa mucha tristeza saber que alguien joven, bueno y con un futuro prometedor por delante, muera, y vuelvo a repetir la misma frase de siempre, ¿por qué los buenos se tiene que ir tan rápido, habiendo tanta gente mala que de verdad ya no merecen estar entre nosotros?
No nos queda más que la resignación, los recuerdos de las experiencias vividas, extendiendo desde estas líneas, palabras de pésame a tu familia. Jhonn, te deseo lo mejor en aquel plano en el que estas, en tu breve estadía terrenal, fuiste el mejor, y sé que dejaste un gran legado, sobretodo el legado del estudio concienzudo, fehaciente. Ojala muchos jóvenes imiten tú conducta de disciplina, de preparación, de amor al trabajo.
Jhon, !siempre estarás en nuestros pensamientos¡
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