Aparecen fogones portátiles. Mientras tanto, en La Pascua siguen sin gas.
Franklin Rodríguez CNP 17620
Ante la escasez prolongada de gas doméstico que pone a miles de familias a esperar hasta 2 y tres meses la entrega de este producto de primera necesidad, ahora racionado, la gente busca alternativas como el uso hornillas eléctricas, leña como en la Venezuela antes de explotar el petróleo y la fabricación de fogones portátiles, también a leña que ya se ofrecen en venta, al igual que las cocinas tradicionales.
Alfredo Suárez, vende este tipo de fogones que seguramente ya muchos conocen, aún cuando para otros podría tratarse de un concepto innovador, pese a su origen artesanal. En realidad es una especie de reververo que funciona con unos tres pequeños trozos o “pastillas de madera que encienden con unas gotas de gasoil o aceite comestible”, según explicó.
Como cualquier otro producto que sale al mercado, este fogón también tiene sus cualidades o bondades que lo ponen a competir con otras alternativas de solución para cocinar los alimentos en momentos de escasez aguda del gas doméstico. “Puede ser una solución práctica en este momento cuando el Estado venezolano parece no estar en capacidad de brindar una respuesta eficiente en el corto plazo”, comentó Indra Colmenares, vallepascuense ama de casa.
El docente y locutor, Héctor Ortega, al compararlo con las hornillas eléctricas que ofrecen en las tiendas, dijo que, este fogón tiene una gran ventaja, el tiempo garantizado de duración, “difícil que se dañe”.
Aparte de funcionar con pequeños pedazos de madera,no requiere las astillas de leña, es ecológico y puede ser llevado a cualquier lugar para otros usos fuera de casa, como la playa o el campo, porque ocupa muy poco espacio y su costo es de unos 30 dólares, dijo Suárez.
Mientras tanto, los pobladores de esta urbe guariqueña ubicada muy cerca de grandes reservorios de gas en el subsuelo, se debate entre la escasez, el racionamiento, largas esperas y tratos poco deseables por parte de los encargados de llevar el gas hasta el consumidor final,según las quejas que a diario llegan desde las comunidades.
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