29 de mayo del 2016.-
Trujillo||Notipascua.- Un enfrentamiento entre bandas ocurrido en Caño Los Muertos, al oeste del estado Trujillo, dejó 11 fallecidos, tres de ellos adolescentes. Aunque aún no hay versión oficial, el presunto móvil es un ajuste de cuentas entre las bandas “El Cagón” y “Los Cáscaras”.
Según la prensa regional, “Los Cáscaras” asesinaron recientemente a un miembro de “El Cagón”, por lo que estos decidieron tomar venganza. Se desconoce si luego de esta masacre, la banda fue desmantelada por completo.
Fue cerca de las 2:00 a.m. del sábado cuando irrumpieron en tres viviendas, todas muy cercanas entre sí, donde los miembros de “Los Cáscaras” dormían. Un aproximado de 12 personas separó a las mujeres de los hombres, llevando a estos al patio de las casas para acabar con sus vidas. Posteriormente huyeron en en automóviles y motocicletas.
En la primera asesinaron a Yovanis Antonio Azuaje Castellanos (33 años) y a su hijo menor de edad. En la segunda, los fallecidos fueron: Aníbal Enrique Bapstita Rivero (42 años) y a su hijo, también menor.
En la tercera se encontraron los cuerpos de Rogelio Antonio Azuaje (55 años), quien tenía registro policial por el delito de homicidio; su hijo Jean Carlos Azuaje Bastidas (27 años); su hermano Clodoveo Antonio Montaña Azuaje (43 años) y Alberto Díaz Patiño (71 años), colombiano de nacimiento.
En las cercanías de las viviendas fueron hallados Yerrinzon Díaz Arandia (26 años) y Daniel Antonio Simancas (18 años).
El director de las fuerzas armadas policiales del estado Trujillo (Fapet), comisario Jairo Pernía, dijo que “se reforzó la seguridad en la zona con 100 funcionarios”; mientras que el Ministerio Público comisionó a los fiscales 19º nacional y 3º (e) del estado Trujillo, Daniel D´ Andrea y José Luis Molina Gil para investigar los hechos.
Extraoficialmente se conoció que en el lugar de los hechos se encontraron 31 conchas de pistolas calibre 9 mm y dos cartuchos para escopeta calibre 12.
Los familiares de las víctimas declararon a el diario trujillano El Tiempo que todos los fallecidos se dedicaban al oficio de la agricultura y que “no sabían quién podía tener interés en arrebatarles la vida de esa manera”. El municipio Andrés Bello, donde ocurrieron los hechos, es el segundo más violento del estado.
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