fue apuñalada doce veces, siete en el cuello y cinco en el estómago. El cuerpo presentó signos de estrangulamiento
Maracaibo// Zulia//Notipascua.-Un escabroso crimen estremeció desde la urbanización Los Aceitunos a toda Maracaibo. Una abogada, de 28 años y madre de dos niñas, fue asesinada en la residencia de sus padres. A Olga Lucía Sánchez Pineda le quitaron la vida a puñaladas. Era la hija menor de la jueza interina Ana Sánchez.
Dos robacasas irrumpieron en la vivienda, con pasamontañas. A la 1:30 de la madrugada, el par de hampones levantó el portón, tipo santamaría. No la forzaron. Ya adentro, sometieron a siete personas.
Sueño interrumpido
La familia Sánchez dormía cuando los criminales ingresaron. La pesadilla comenzó a la 1:30 am. Duró al menos tres horas. Los delincuentes fueron a los cuartos, en la planta alta. Despertaron, primero a los padres de Olga para encañonarlos. De allí bajaron al cuarto donde dormía la abogada. En la vivienda estaban sus hijas y dos sobrinos. A los siete los llevaron a una habitación donde maniataron solo a los adultos, excepto a Olga. La abogada obedeció para evitar que le hicieran daño a sus padres y a sus dos hijas, una de dos y otra de cuatro años. Les entregó 300 dólares y casi 500 mil bolívares en efectivo “La eligieron a ella para que los guiara hacia las cosas de valor”, narró un hermano de la víctima.
Mientras requisaban otros rincones de la quinta, la abogada regresó a la habitación con sus pequeñas. Antes de huir, los delincuentes le quitaron a la bebé de sus piernas y la sacaron a la fuerza Hacia las 4:00 am, los hampones ya se habían ido y fue uno de los niños quien desató a los abuelos, quienes bajaron para saber de Olga. La hallaron muerta, desangrada sobre la cama y la dolorosa escena devastó a su madre.
La abogada fue apuñalada doce veces, siete en el cuello y cinco en el estómago. El cuerpo presentó signos de estrangulamiento, reveló la autopsia.
Simularon un robo
Los delincuentes cargaron con todo lo que pudieron, tenían carros afuera de la casa esperándolos, allí transportaron todas las pertenencias. Los criminales conocían las pertenencias de la familia. “Pidieron que los llevaran a la bóveda, y dijeron: ¡Dame los dólares!. También se llevaron una pistola que había allí”, dijo un pariente. El hermano de Olga afirmó que ella tenía un bufete de abogados y se estaba divorciando desde hacía dos meses. Hasta la vivienda llegó su expareja.
No fue la primera vez que la profesional del derecho era víctima del hampa. Tenía un mes en la casa de sus padres. “Mi hermana antes vivía en el oeste de Maracaibo, en La Victoria, pero allí también se le metieron a la casa y le robaron todo. Papá le dijo que se mudara aquí por lo mismo”, narró su hermano. En un comienzo los investigadores del cuerpo detectivesco manejaron como principal móvil el robo, pero no descartaban otras hipótesis.
Exesposo de la abogada paga dos veces por su asesinato
Lo intentó; lloró el día de su trágica muerte, pero tres días después del homicidio, cayó preso. Las evidencias culpan por partida doble a Luis Rafael Gutiérrez (27), exesposo de la abogada Olga Lucía Pineda Sánchez (28). Pagó millones en dos ocasiones para asesinarla. En el primer intento fue infructuoso, los ladrones no la encontraron en la casa y en el segundo la apuñalaron 12 veces el cuello, en una habitación de la quinta de sus padres en Los Aceitunos. Uno de los involucrados lo delató, negoció con Polisur su libertad y entregó a todos los responsables del crimen, entre ellos, el excuñado de la jurista, Jonathan Joseph.
El ladrón tuvo temor de que la policía lo ultimara y acudió a Polisur. En sus declaraciones, admitió que participó en el primer atentado contra la jurista, no la halló y solo hurtó todas sus pertenencias de su residencia, en la calle 83, entre la tercera etapa de la urbanización La Victoria y el barrio Panamericano. Su víctima estaba de viaje a Valencia. Por temor abandonó la casa matrimonial y se mudó con sus padres. Su pareja no abandonó sus planes y tres meses después le replanteó la idea al delincuente. Matar a su mujer, en esta oportunidad, le sumó una nueva víctima, su suegra, Ana Pineda, detalló un oficial.
El malhechor no aceptó la oferta, pero puso en contacto a los Gutiérrez con Osmel Darío López Montiel (22), apodado el “Coro”; para que contratara a la banda. Reiner Antonio González (22); Ríchard José González Aizpura (27), alias el “Chivo”; Carlos Javier Añez Coy (18).
El exesposo les explicó cómo entrar por la platabanda y que la puerta principal tenía platina y que con movimientos constantes podían abrirla fácilmente. Después de robar, Reiner se llevó a Olga a la habitación y allí la apuñaló. La banda le pidió después a Luis Rafael, exesposo de la abogada, un pago mayor a los dos millones de bolívares que les ofreció. En su defecto debía darle el carro, pero este no le pertenecía, era de su hermana.
primeras pesquisas apuntan a que la disputa por una casa construida por la pareja y la potestad de las dos hijas, de tres y un año, fueron el detonante.
Esposo la amenazaba a punta de pistola
Olga Pineda y Luis Gutiérrez hace cinco años juraron ante Dios amarse “hasta que la muerte los separara”. La pareja se enamoró cuando ambos estudiaban en una universidad privada. Él cursaba administración y ella estaba por graduarse de abogada en el 2013. Se conocían desde su juventud, pues tenían familia que viven en una misma manzana de la tercera etapa de la urbanización La Victoria.
Él era de otra
“Luis era novio de una prima, pero la dejó por ‘empatarse’ con Olga cuando comenzaron a salir en la universidad. Allí comenzó todo”, narró una amiga. Durante su primer aniversario como novios, Olga recibe la noticia que será madre. Nació una niña que ahora tiene cuatro años.
Estando embarazada, la pareja decide casarse. Vivieron un tiempo juntos, en la casa materna de Olga, en el sector Los Aceitunos, la misma quinta que Luis conocía a la perfección.
“Cuando la conoció, él trabajaba como taxista y después fue ‘raspacupo’, con lo que ganó compró un terreno para vivir con ella en la urbanización La Victoria, justo frente a la casa de sus padres”, relató la amiga de Olga que le conocía muchos de sus secretos.
La pareja joven construyó una vivienda que sería el hogar donde criarían a sus hijas. Todo iba bien en la relación hasta que la primera hija cumplió un año.
Luís no olvidaba a la otra
“Olga se enteró que Luis seguía el romance con su prima y decidió distanciarse de él, pero seguían estando juntos, ella nunca quiso separarse de Luis, porque lo amaba. Él no estaba enamorado de ella, pero Olga sí”, siguió contando la allegada.
Luis y Olga terminaban y volvían y así fue transcurriendo su relación. Los amigos de la pareja lo describieron como un “hombre lleno de ira”. “Olga volvió a salir embarazada. La ilusión de tener a una segunda hija le llevó a pensar que su relación se podría salvar, pero los problemas siguieron.
Lo encontró con la prima en su lecho matrimonial
Un día ella llegó a su casa y encontró a Luis con su prima en su cuarto, el impacto fue muy fuerte”.Ese hecho fue el punto de quiebre en la relación. Olga le pidió a Luis que se fuera de la vivienda, lo que le causó rabia e impotencia a él.
“No se quería ír de la casa porque decía que la había construido él, le hacía maldades junto a unos parientes para que se fuera”.
La experiencia del robo en Los Aceitunos ya la había vivido Olga. “El 30 de diciembre la ‘mudaron’ en La Victoria. Ella estaba de viaje. Al frente de la casa que compartían vive la madre de Luis. Nadie vio nada”, dijeron.
Ira descontrolada
Teniendo ocho meses de embarazo (hace trece meses), “Luis amenazó a punta de pistola a Olga si no se iba de la casa. La familia lo denunció ante la Fiscalía, porque ella era incapaz de hacerlo, por el amor que le tenía. Luis estaba bajo régimen de presentación por amenazarla con una pistola”.
A pesar de todo, Olga seguía compartiendo con Luis. “Ella hacía de todo para que él dejara a su prima y la amara a ella, pero nunca pudo ser como quiso”. Hasta los vieron juntos en un juego de béisbol en el “Luis Aparicio”.
El tiempo transcurrió entre peleas y encuentros amorosos pasajeros. Amor y odio. El viernes pasado ocurrió la tragedia. Encerrado en un calabozo de Polisur, Luis habría confesado: “No me dejaba ver a mis hijas”, trascendió ayer.
Ahora, las pequeñas niñas tienen a una madre muerta y a un padre preso; una infancia marcada por la tragedia.
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