Siguen en Quito trece países latinoamericanos discutiendo posibles estrategias para establecer una regularización del alto flujo de migrantes venezolanos hacia los diversos países. Es de destacar que el gobierno de Venezuela decidió no asistir
A pesar de que es algo palpable la gran migración que mantienen los ciudadanos venezolanos hacia otros países del continente, la vicepresidente de Venezuela, Delcy Rodríguez insistió en que los funcionarios de Naciones Unidos son unos alarmistas, puesto que enfatizó que pretenden «convertir un flujo migratorio normal en una crisis humanitaria justificadora de una intervención«.
Sin embargo, a pesar de su negativa a reconocer la gravedad de la situación, los gobiernos buscan hacer frente al éxodo de venezolanos que se mueve por el continente, mediante una política común y mayores aportes externos. Es por esto que el canciller encargado de Ecuador, Andrés Terán indicó que «será muy importante (…) intentar propuestas para resolver la situación de cientos de miles de venezolanos que por diferentes razones no han tenido o no tienen acceso a un estatus migratorio laboral y regular en nuestros países».
De igual forma proclamó que Venezuela está en el centro de una «crisis migratoria y humanitaria». Asintiendo que los venezolanos que emigran «son altamente vulnerables a la trata de personas, el tráfico ilícito de migrantes, la explotación laboral, la falta de acceso a la seguridad social, la extorsión, la violencia, el abuso sexual, el reclutamiento para actividades delictivas, la discriminación y la xenofobia«.
Por su parte, el embajador de Argentina, Darío Giustozzi, destacó la necesidad de «unificar» documentos para el tránsito de venezolanos, que dependiendo de la nación deben presentar cédula, pasaporte o visa.
Conversan sobre más recursos, sin intervención militar
A Quito llegaron delegados de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, quienes además de debatir un marco regulatorio común, pretenden visibilizar el impacto que tiene en las finanzas de varios países la llegada masiva de migrantes.
El representante de la ONU en Ecuador, Arnaud Peral, celebró el esfuerzo regional por afrontar el fenómeno e instó a donantes de la comunidad internacional a seguir aportando. Crítico feroz del gobierno de Maduro, Estados Unidos ya ha desembolsado ayuda a Colombia y Brasil para atender a los venezolanos, mientras el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, anunció la semana pasada recursos europeos por 35 millones de euros.
Sin embargo, la vicepresidenta Rodríguez descalificó los pedidos de ayuda internacional y acusó en particular a Bogotá de usar a Venezuela para «vivir» de esos fondos. «Son unos chulos, unos vividores», exclamó.
A excepción de Bolivia y Nicaragua, la mayoría de gobiernos en la región rechazan al gobierno de Maduro como una dictadura y lo culpan de la crisis que desencadenó en el histórico éxodo. Al mismo tiempo, como es el caso de Colombia, alientan una mayor presión internacional que dé paso a una transición democrática.
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