FELIPE HERNÁNDEZ G.*
La historia es un compendio de procesos dignos de un profundo y certero análisis, ya que de ello depende la comprensión del momento histórico que se está viviendo. El 23 de Enero de 1958 es una de las fechas más significativas en la historia contemporánea de Venezuela, desde el punto de vista histórico constituye la reinstauración de la democracia en nuestro país.
Hace 62 años ocurrió el derrocamiento del general Marcos Pérez Jiménez, quien ostentaba el poder integrando un triunvirato desde el 24 de noviembre de 1948 cuando fue derrocado el maestro Rómulo Gallegos, primer presidente electo a través del voto universal, directo y secreto con la participación de todos los sectores sociales del país, incluido el voto de las mujeres… a partir de 1950, Pérez Jiménez ejerció de forma dictatorial hasta el 23 de enero del 58 cuando fue derrocado.
Los antecedentes de este hecho político, promovido por un movimiento cívico-militar, tiene su origen inmediato el 1º de enero de 1958, cuando un grupo de oficiales, liderados por el coronel Hugo Trejo, se alzó en Maracay con el apoyo de la Fuerza Aérea; y aunque fracasaron en el intento de dar fin a la dictadura, lograron despertar en el seno de la sociedad venezolana el anhelo de libertad.
Para entender lo que sucedió el 23 de enero de 1958, es necesario retroceder unos pocos meses. En noviembre de 1957 el general Pérez Jiménez le comunicó al Congreso de la República su intención de no convocar a elecciones generales, tal y como estaba establecido en la Constitución Nacional que su mismo gobierno había aprobado el año 1953. En su lugar, se celebró un plebiscito el 15 de diciembre de 1957, en él se preguntaba al pueblo si estaba de acuerdo que el gobierno que él presidía continuara en el poder o no. Ese plebiscito se consideraba ilegal porque no estaba estipulado en la Constitución, sólo eran válidas las elecciones generales… Aunque los resultados fueron favorables al Gobierno, la oposición los rechazó por considerar que habían sido fraudulentos.
Éste hecho, aunado al descontento de algunos sectores institucionalistas de las Fuerzas Armadas que veían cómo la Seguridad Nacional (la policía política del régimen) cada día se fortalecía y actuaba de manera más represiva, sirvió como elemento detonante del fin de la oprobiosa dictadura… Al día siguiente del plebiscito hasta sus más genuinos seguidores se habían cambiado…
El descontento iba en aumento y el 1º de enero de 1958, aviones de guerra surcaron el cielo de Caracas. El intento de Golpe de Estado liderado por el teniente coronel Hugo Trejo contó con la participación de buena parte de las guarniciones de Caracas y Maracay, el movimiento fue develado y sus principales actores fueron detenidos por el Gobierno. La acción reveló el profundo descontento que existía en el seno de las Fuerzas Armadas, lo que generó una crisis en la dictadura, ello llevó a Pérez Jiménez a realizar dos cambios de gabinete sucesivos, los días 10 y 13 de enero de 1958.
A partir del intento de golpe de Estado, todos los sectores del país (sindicatos, economistas, empresarios, periodistas, ingenieros, médicos, maestros, federaciones de obreros, estudiantes, etc.) fueron manifestando abiertamente su oposición al gobierno. La Junta Patriótica —-la coalición de partidos de oposición al Gobierno—, llamó a un paro nacional para el día 21 de enero. Aunque hubo enfrentamiento con las fuerzas del gobierno, se puede decir que el paro se cumplió a cabalidad. En la madrugada del 22, la Marina de Guerra y la Guarnición de Caracas se pronunciaron en contra de la dictadura, y en la madrugada del 23 de enero, el general Pérez Jiménez abandona el país junto a sus familiares y un grupo de amigos cercanos, a bordo del avión presidencial, conocido con el nombre de “La vaca sagrada”, con destino a República Dominicana.
Al amanecer del día 23 de enero del 58, los venezolanos celebran la caída de Pérez Jiménez. El poder es asumido por una junta militar presidida por el contralmirante Wolfang Larrazábal e integrada por los coroneles Carlos Luis Araque, Pedro José Quevedo, Roberto Casanova y Abel Romero Villate. Generándose una fuerte repulsa popular por la presencia en la junta de Casanova y Romero Villate, conspicuos miembros del perezjimenismo; quienes finalmente fueron obligados a renunciar y reemplazados el día 24 de enero por los empresarios Eugenio Mendoza y Blas Lamberti.
Vale acotar, que muchos guariqueños fieles a sus ideales y al pensamiento democrático, combatieron con hidalguía la dictadura perezjimenista, siendo perseguidos políticos del brutal régimen; muchos líderes soportaron con firmeza la inclemencia de los calabozos de la terrorífica Seguridad Nacional y de sus esbirros. De las hazañas contra la dictadura militar, la historia regional y local relata que el 23 de enero del 58 en distintos pueblos del Guárico y del país, dirigentes políticos, obreros y amas de casa se alzaron con palos y machetes contra el tambaleante gobierno, algunos pueblos tomaron las jefaturas y las sedes de la Seguridad Nacional e hicieron presos a los esbirros, a otros les dio tiempo de huir como verdaderos cobardes.
Con el derrocamiento del gobierno de Pérez Jiménez se pone fin a la férrea dictadura y se inicia un ciclo democrático en la nación… Una Venezuela sumida en la represión de la dictadura de Pérez Jiménez tuvo su fin y un nuevo comienzo. Hoy, cuando se cumplen 62 años de la histórica fecha, cuando el país vive una profunda crisis económica, política y social, es tiempo que sus líderes y la ciudadanía en general retome el espíritu del 23 de enero, para generar las políticas y acuerdos que el país y la ciudadanía demanda y espera con ansiedad… Son lecciones de la historia.
Valle de la Pascua, miércoles 22 de enero de 2020.
* UNESR/Cronista del Municipio Leonardo Infante // fhernandezg457@gmail.com
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