Oldman Botello
El domingo 29 de junio de 1919, día de San Pedro y San Pablo, a las 2:15 de la tarde ocurría un trágico accidente en Caracas donde se vieron implicados un automóvil y un tranvía entre las esquinas de Urapal y Amadores, en la parroquia La Pastora; allí falleció el médico trujillano José Gregorio Hernández Cisneros, natural de Isnotú y nacido el 25 de octubre de 1862. Médico graduado en la UCV, fue también un meritorio profesor universitario y científico que descolló y se caracterizó por su acendrado catolicismo y caridad hacia el prójimo; precisamente venía de atender a una anciana enferma pobre y de buscar en la farmacia de Amadores los medicamentos, pagados de su bolsillo cuando ocurrió el terrible percance que resto una valiosa cifra a la ciencia nacional para que brillara una figura de la Iglesia elevado a la categoría de Siervo de Dios y con un milagro que falta podría ser beatificado y luego canonizado.
Las informaciones que se tienen y de la que dio cuenta la prensa caraqueña calificándola de “Duelo de la Patria y de la Ciencia” nos dicen que en la esquinas citadas se aproximaba el tranvía número 27 de La Pastora conducido por Mariano Eduardo Paredes y detrás venía el automóvil Hudson Essex, modelo 1918, tripulado por el joven merideño de 27 años Fernando Bustamante, quien había recibido su título de conductor el 9 de mayo den 1913. Una testigo del accidente, la señorita Angelina Páez, bisnieta del general José Antonio Páez, que vivía frente al lugar del accidente, declaró en tribunales que el conductor venía sobrepasando los 60 kilómetros que pautaba la Ley, de lo cual se retractó muchos años después en declaraciones a los medios, recuerda el periodista zuliano César Batiz en un texto sobre el caso. No es como afirma la gente, que a José Gregorio lo mató el único carro que había en Caracas. No. Ya existían más de 700 vehículos entre autobuses, automóviles y tranvías desde 1904.
A tiempo que Bustamante adelantaba al tranvía, el doctor Hernández cruzaba la calle. El vehículo lo tocó y la víctima se fue de espaldas a tiempo que exclamaba: “¡Virgen Santísima!” y cayó golpeándose la cabeza con la acera. Inmediatamente el chofer se movilizó para recógerlo y lamentó que el arrollado fuera el doctor Hernández, a quien debía tantos favores y le había ofrecido bautizar al hijo que traería al mundo su esposa en breve. Con la ayuda del carpintero Vicente Romana lo introdujeron al automóvil para trasladarlo al relativamente cercano Hospital Varas, donde tantas veces había servido como estudiante y luego como médico e investigador. Otro testigo, el señor Luis Felipe Badaracco, declaró al Tribunal que mientras se incorporaba el arrollado, se le escuchó decir: “A mí nunca me había pasado esto; qué cosa tan horrible!”, a poco de llegar al Vargas, sangrando por nariz, boca y oídos, el presbítero Tomás García Pompa, capellán del hospital le aplicó los santos óleos y le dio la absolución. Lo atendieron estudiantes de medicina porque al momento no había médico. Al rato llegó su amigo el Dr. Luis Razetti, con quien había polemizado unos años antes sobre el Creacionismo y el Evolucionismo. Ya José Gregorio era cadáver, frío, con un semblante plácido como afirmaron sus hermanos Benigno y César Hernández.
El diagnóstico del Dr. Razetti certifica que la muerte ocurrió porque […] tenía fracturada la base del cráneo. Presentaba también una pequeña herida y un hematoma en la sien derecha, edemas bajo los párpados, hemorragias por la nariz, los oídos y la boca, y en ambas piernas, más arriba de las rodillas, una franja amoratada”. El calaboceño Dr. Francisco Ignacio Carreño certificó la muerte como perito y Ramón Aveledo firmó el acta de defunción. Fernando Bustamante fue detenido, pero los hermanos del Dr. Hernández pidieron que se absolviera y así se hizo. Su mala suerte llegó al colmo que poco después fue acusado de estar implicado en un presunto plan para matar al general Gómez y debió huir a Curazao donde se hizo platero. Después volvió al país y falleció en Caracas el 1° de noviembre de 1981, a los 88 años. Del suceso se conmemoran 100 años este domingo 29. El venezolano sencillo aún espera que el Vaticano al fin pueda dar luz verde a la santificación del Siervo de Dios.
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