Cocodrilos de Caracas y Bucaneros de La Guaira accedieron a las finales de la Liga Profesional de Baloncesto luego de superar duros obstáculos.
Ninguno de los equipos fue el favorito de su Conferencia. En el caso de los saurios, jugaban contra el armado conjunto de Guaros de Lara, mientras que los litoralenses estuvieron emparejados con el campeón de 2015, Marinos de Anzoátegui.
Los capitalinos apostaron al talento joven. La gerencia dejó ir a jugadores de gran prestigio en las campañas recientes, razón por la cual el equipo no partió con demasiado favoritismo en el año corriente.
“Se habla mucho de los importados que vienen a la Liga, pero sin los criollos no es posible conseguir nada de lo que hemos hecho”, dijo el gerente general de Cocodrilos, Rostin González, antes del inicio de la gran final, cuyo sexto partido se jugaba anoche en el PNU.
Esos muchachos, guiados por el coach Néstor Salazar, fueron vitales para que Cocodrilos barriera a Guaros en la Final de Conferencia, un resultado inimaginable si se tiene en cuenta las nóminas de cada uno de los equipos.
Ahora, los saurios protagonizan con Bucaneros de La Guaira la gran final de la LPB. Aunque el proyecto litoralense no está basado en el talento formado dentro del club, sí tiene algo en común con su rival y es la continuidad que ha tenido el equipo, que le dio la confianza al español Luis Guil hace dos años y poco a poco fue armando un equipo en colaboración con el coach, que recomendó, entre otros, a Jesús Centeno y a Héctor “Pepito” Romero al equipo.
“Es cómodo trabajar con un equipo que cree en ti, le doy gracias a los dueños y a la gerencia por la confianza que han tenido”, dijo Guil Torres
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