La orden es “hasta nuevo aviso”.
Suspendieron tres vuelos humanitarios que despegarían este mes desde Curazao (2) y Aruba (1) con destino a Venezuela. Y la orden es “hasta nuevo aviso”.
Todo esto ocurre luego de que la Vicepresidenta Delcy Rodríguez denunciara el 13 de diciembre que el Reino de los Países Bajos le impidió trasladarse a La Haya. Allí tenía previsto reunirse con el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan.
“La suspensión de los vuelos humanitarios guarda relación con el caso de Delcy Rodríguez. Ahora mismo las relaciones con Países Bajos están congeladas”. Así lo sostiene una fuente política, citada por el portal Crónicas del Caribe.
Por otro lado, una persona relacionada con la logística de estos vuelos humanitarios añade: “El Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) no dio los permisos. No es la primera vez que pasa, hay que esperar a ver qué deciden en Caracas, en estos casos el gobierno de Venezuela siempre tiene la última palabra”, agrega.
El avión de Aruba se esperaba para el pasado domingo 19 de diciembre, y los de Curazao llegarían este martes 21 y miércoles 22. Un comunicado difundido por las autoridades curazoleñas señala que “el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, INAC, no ha autorizado el vuelo de hoy, aunque previamente, el día 9 de diciembre 2021, habían autorizado los vuelos”.
El texto oficial de Willemstad agrega: “El departamento de Relaciones Exteriores de Curazao, el Consulado de la República Bolivariana de Venezuela y la compañía Laser Airlines hicieron esfuerzos incesantes para lograr la autorización, pero sin el resultado deseado”.
Amarga espera
¿Quiénes son los pasajeros que quedaron varados en estas islas que forman parte del Reino de los Países Bajos? “Deportados que están en centros de detención, y personas sin papeles, pero que están libres. También legales que deciden regresar de forma voluntaria a Venezuela. Esto porque no les va bien aquí, o padecen algún problema de salud o tienen a algún familiar enfermo en su país”, responde otra fuente relacionada con este programa.
Alrededor de 70 repatriados por “voluntad propia” arribarían desde Curazao en estos dos vuelos. “En estos casos, el gobierno de Curazao paga los pasajes, los impuestos de salida y las pruebas PCR para el coronavirus”, destaca la persona consultada. La misma fórmula aplica la administración de Aruba.
Mucho dinero
Como se ha indicado, hay distintos tipos de pasajeros. Resaltan los expulsados, capturados mientras intentaban entrar a las islas en lanchas. También aquellos aprehendidos en centros de trabajo o en la calle. Pero también están quienes deben cancelar montos bastante elevados para regresar a su patria.
“El avión que se utiliza para estos traslados tiene 140 asientos. La agencia de viajes que se encarga del trámite calcula el costo del ticket, dependiendo de cuántas personas vengan en el chárter. Así, un boleto puede comprarse por 225 dólares o más”, apuntan.
El cierre de las fronteras, vigente desde el 2019, restringe las posibilidades del gobierno arubano para deportar a los venezolanos. Las principales alternativas son Colombia y República Dominicana. Pero el avión que pasa por Santo Domingo apenas tiene 50 butacas que suelen ir ocupadas en su totalidad. “Aruba no está consiguiendo cupos en otros vuelos para sacar a los venezolanos”, aseguran.
Encerrada
“Aquí estoy presa, esto es horrible. Supuestamente, iba a haber un vuelo humanitario, pero ahora no habrá nada y mi marido está desesperado”, cuenta una venezolana que está en estos momentos detenida en Aruba.
Sin contar con ninguna información precisa sobre su futuro inmediato, la mujer destaca que las opciones son limitadas. “Nos dicen que los vuelos por República Dominicana están disponibles después del 5 de enero. Por Panamá no nos dejan entrar porque vamos deportados y si nos envían a Colombia, nos dejan en Cúcuta con toda esa inseguridad”.
“Nos dan las tres comidas, pero nos tratan mal. La situación es difícil, falta humanidad”, relata la venezolana, que trabajó como doméstica en Oranjestad y tiene tres años sin ver a sus hijos, que residen en Venezuela. Según su testimonio, alrededor de 40 compatriotas están en ese centro de reclusión, aguardando un vuelo humanitario. “Con mucha paciencia y encomendada a Dios, pero esto es horrible”, exclama.
Con información de El Pitazo/ Cronicas del Caribe
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