07 de noviembre del 2016
Notipascua.- Los transeúntes pasaban por la calle 89D con avenida 95 del sector El Saladillo y se detenían a ver qué pasaba en las adyacencias del Palacio de Justicia. El cuerpo de una vendedora de lápices conocida como «Elvirita» yacía en la acera. Sus homicidas la golpearon en la cabeza con una piedra.
Una patrulla de la Policía regional resguardaba la zona, mientras una comisión de la Policía científica recolectaba la evidencia. La mujer de 1.50 de estatura, tez morena, con rasgos indígenas, de la tercera edad. Vestía una falda negra hasta las rodillas, con una camisa de mangas cortas, verde, sandalias negras y una franela morada le cubría el cuello.
Los buhoneros dijeron que hicieron el hallazgo cuando se disponían a poner sus puestos. Uno de ellos repetía, «yo le tenía lápices, ella casi ni caminaba».
Los oficiales hacían labores de patrullaje a las 6.30 de la mañana de ayer, cuando recibieron un llamado para avisar sobre el asesinato de una dama en la vía pública.
El tráfico se detenía a observar, mientras los detectives hacían el levantamiento. La piedra que usaron para aplastarle la cabeza la dejaron a un lado. La sangre estaba coagulada y el rostro de la abuela estaba cubierto del líquido rojo.
Los integrantes de la iglesia cristiana que está a dos cuadras del sitio, se acercaron y reconocieron a la vendedora. «Elvirita, Dios mío, pobrecita», decía una mujer llorando, mientras su esposo le preguntaba a los detectives qué había pasado.
Al parecer la abuela acudía al centro religioso para comer y «algunas veces dormir», detallaron los creyentes. «A las 6.00 de la mañana ya ella estaba en la iglesia desayunando». Explicaron que caminaba lento y se ayudaba con un bastón. A los buhoneros del centro de Maracaibo les pedía el favor de ayudar a vender los lápices.
Los funcionarios presumen que los delincuentes quisieron despojarla de sus pertenencias, aunque dejaron el bolso que llevaba. Los conocidos indicaron que la víctima tiene una hija en Caracas y los hermanos trabajan en el casco central de Maracaibo. Desconocían su nombre y si tenía algún número telefónico para contactar a los parientes. El cuerpo lo llevaron a la morgue forense a la espera de algún familiar que lo reclame.
Fuente: LaVerdad
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