Mónica Esteban de 40 años, vivía con un hombre que había sido denunciado quince veces por su anterior mujer por violencia de genero
Argentina//Notipascua//
Todos a su alrededor sabían que habría un crimen, que él sería el autor y ella, la víctima. Lo sabían en su familia, en su barrio y en su trabajo. Lo sabían las que la precedieron y quienes la rodeaban. Lo sabían en la Justicia y lo sabían en la Policía.
Pero nadie le avisó a Mónica que moriría
Mónica Giselle Esteban de 40 años, conoció a Mario Alberto Saucedo de 36 años de edad, cuando empezó a trabajar como vigilante en un bazar de Bahía Blanca, en Argentina; Mónica trabjaba en el mismo bazar, los dos pronto comenzaron una relación sentimental.
Mario se mostró ante Mónica como una víctima incomprendida, un hombre bueno que no había tenido suerte en el amor. Eso fue lo que cautivó a Mónica del hombre. Pronto la relación de Mónica con Mario Saucedo entró en una espiral de celos y violencia, que a ella se le hizo incontrolable.
Mónica y Mario Saucedo se pelearon muchas veces. Y él siempre la convencía. “Es que él lloraba enseguida”, ese era su modus operandi. “Con lágrimas y todo, pedía perdón, hacía pucheros de bebé…
Fue el 17 de septiembre, cuando la violencia de Mario Saucedo hacia su nueva pareja, Mónica, llegó a un extremo. Fue el hermano de Mónica quien la rescató.
“El sábado 17 de septiembre dejé a Mónica en su casa y unas horas más tarde me mandó un mensaje para que fuera para allá. Diez minutos después me volvió a llamar para que fuera urgente. Yo vivo en Ingeniero White y ‘volé’ hasta allá. La encontré sentada en la calle, llorando. Le pregunté si le había pegado y me dijo que la había ahorcado y dejado inconsciente”, contó Cristian Esteban, hermano de Mónica
Cristian enfrentó a golpes al agresor
“Entré a la casa, le pegué a más no poder a Saucedo, que salió corriendo como una rata. Le saqué todas sus cosas a la calle y le dije a mi hermana que lo llamara para que viniera a llevarse sus pertenencias. Yo quería volver a agarrarlo. Llegó en taxi a la hora y media. Cargó todo y se fue. Él no decía nada, es un cobarde que solo puede pegarle a una mujer”, agregó el hermano de Mónica. “Antes de ese episodio habían existido discusiones de pareja pero en principio nunca le había levantado la mano. Mi hermana me decía que por miedo no me avisó antes y yo le pregunté por qué no me llamó, a lo que ella me contestó que le había sacado el teléfono”
Mario Saucedo tenía una táctica, sabía ahogar a las mujeres que golpeaba y revivirlas. Mi hermana me dijo que no sabía cuánto tiempo había estado inconsciente, que le pegaba cachetadas…”.
Cristian intentó protegerla como pudo. “Frente a aquel primer episodio, cerré todo y traje a Mónica a vivir conmigo. Todas las noches que cerraba el bazar donde trabajaba yo estaba ahí para buscarla y llevarla a mi casa. Eso fue así durante 15 días”, recordó. “Él le escribía y le pedía perdón”.
Posteriormente, un jueves… Mónica le dijo a su hermano que quería regresar a su casa. Cristian tomó la precaución de cambiarle las cerraduras y de acompañarla en sus primeras horas allí. “El viernes me fui a las 6”, recordó Cristian.
Dos horas después, Mónica moría. Tenía 40 años. El cuerpo de Mónica estaba detrás de la puerta del dormitorio, colgado del picaporte con un cable de alargue de enchufe. Era una torpe simulación de un suicidio, que quedaría desvirtuada por el golpe en la cabeza que tenía.
La Policía allanó la casa de Saucedo y no lo encontró. Comenzaron a rastrearlo. Llamó a una ex pareja en su huida. Le había pedido que le consiguiera un abogado. En el calabozo, Mario Saucedo fingió un intento de suicidio.
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