FELIPE HERNÁNDEZ G.* *UNESR/Cronista Oficial de Valle de la Pascua / fhernandezg457@gmail.com
La historia local o “microhistoria”, es quizás la historia más cercana y próxima a los individuos, a la formación y evolución de la comunidad en donde vivimos, a nuestras mentalidades y formas de vida; en definitiva, es la historia más inmediata a los habitantes de una comunidad quienes le dan la singularidad que les hace únicas.
Aunque no lo parezca, esa cercanía hace que en un espacio y en un tiempo determinado surjan nombres que a veces resultan folclóricos e “inexplicables” como La Vuelta del Cacho u otros.
Con el nombre de La Vuelta del Cacho se conoce en la toponimia del municipio Leonardo Infante del estado Guárico, una famosa curva localizada geográficamente al Sur de la ciudad de Valle de la Pascua, casi al final de la calle La Vigía, en la parte donde esta se empalma con la carretera nacional que conduce a los caseríos Corozal, Jácome, La Ramonera, Las Rositas, Las Dos Palmas, Melaito, Las Juajuas, Los Dragos, Corozalito, El Caribe, Apamate, Santa Juana, Carro Viejo y muchos otros.
De vieja data, el 25 de mayo del año 1814, por esa curva pasaron en volandas las derrotadas fuerzas realistas comandadas por los comandantes Bartolomé Martínez y Juan José Rondón, quienes en el caño de La Vigía mordieron el polvo ante el rigor de las valerosas fuerzas patriotas comandadas por el general Manuel Carlos Piar, Pedro Zaraza y José Calderín, quienes con ardor defendieron el suelo vallepascuense después de estar durante una semana sitiada.
La curva como tal es como una seguidilla de eses de dos cuadras aproximadamente, que se inicia frente al recordado bar-restaurant “El Fogón” y se prolonga hasta casi llegar a la entrada de la Urbanización “Terrazas de Corozal”; muchos conductores han volcado sus vehículos en ella, en algunos casos con trágicas muertes por no tomar las debidas precauciones al abordarla.
En cuento al nombre, este es relativamente reciente, data de mediados de los años sesenta del siglo XX, cuando don Manuel Toro estableció en el lugar más pronunciado de la curva, al lado derecho de la carretera, una bodega que identificó con el nombre “La Vuelta del Cacho”, por la configuración de la curva en forma del cuerno de un toro y por su apellido “Toro”. Valga señalar que la expresión o dicho “vuelta del cacho” es muy común en el llano, basta revisar la celebérrima novela “Doña Bárbara” de don Rómulo Gallegos, para encontrar la frase “… del toro la vuelta del cacho, del caballo la carrera…”, expresión que como buen llanero conocía don Manuel, quien, hoy, con más de setenta años a cuesta, habita con su familia en la calle La Gallera (calle que conduce a las urbanizaciones y sectores El Morichal, Vidal Guía, Las Amazonas, etc.), como a media cuadra de donde estuvo ubicado el establecimiento comercial, e informa que le puso ese nombre, porque “como mi apellido es Toro, considere apropiado que el negocio se llamara La Vuelta del Cacho en alusión a la cornamenta del animal y a la prolongada curva inmediata a la bodega”.
Recuerda don Manuel, que la bodega se la compró al señor Ángel España (conocido como el Musio España), quien la tenía más adelante a la entrada del sector La Luisera, y él la mudó a ese sitio, estableciéndose en una casa que le construyó don Rafael Ochoa. Para ese entonces el sitio era un despoblado, sus clientes eran los transeúntes que desde los caseríos que quedan en la vía se detenían en el lugar a hacer sus compras. La bodega “La Vuelta del Cacho” se mantuvo activa hasta mediados de los años setenta, en el lugar ahora funciona un taller mecánico y al lado queda una gallera.
Localizada inmediatamente después de pasar la Logia, los Town House “Lomas del Llano” y El Fogón, en las inmediaciones quedan los sitios de La Carmelina, La Gallera y la Urb. Terrazas de Corozal.
Para los años sesenta, en el sector habitaban apenas cuatro o cinco familias, entre ellas, doña Calixta Jiménez, Hermelinda Hernández y Rosa de Ochoa. Aquello era un campo. Un poco más adelante quedaba la finca Camoruco, que era propiedad de los ciudadanos portugueses Juan Inés y Agustín Sosa.
Como realidad geográfica, la curva de la Vuelta del Cacho forma parte de la toponimia menor de Valle de la Pascua. No era la intención ni pensó don Manuel Toro, que al ponerle tan particular nombre a su establecimiento comercial, estaba legando a la posteridad un topónimo que se sumaría a la nomenclatura de la ciudad; y él, como autor pasar a la historia como protagonista local de este legado.
Don Manuel Toro es hoy un habitante más del sector de La Vuelta del Cacho, ahí vive con bonhomía, junto a su esposa, doña Dolores Jiménez de Toro, con la satisfacción de haber criado a sus hijos Ramona, Luis, Alicia y Mariela Toro Jiménez, reconocidos profesionales, útiles y de provecho, para su orgullo. El comercio, así como la cría y preparación de gallos de raza son una pasión que ocupa buena parte de su tiempo. Ir a las galleras a ver las riñas de gallo, es su distracción.
A modo de reflexión, una de las pérdidas más grandes de la humanidad contemporánea es la falta del sentido de pertenencia a una comunidad a la cual hay que sacar adelante con amor y empeño; en ese orden, resulta importante acotar, que la microhistoria y la historia local sirven para no olvidar, para entender lo que ya pasó y hasta para transformar el presente.
Valle de la Pascua, martes 10 de septiembre de 2019
*UNESR/Cronista Oficial del Municipio Leonardo Infante (Valle de la Pascua) / fhernandezg457@gmail.com
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