Hace cinco años, Beatriz Martínez y su esposo Gustavo Galindez, oriundo de San Juan de los Morros, incursionaron juntos en el sector panadero, trabajando primero con el pan de jamón, el cual vendían cada diciembre para su sustento. Sin embargo, la crisis actual que vive el país, los obligó a migrar y a buscar nuevas oportunidades de trabajo para mejorar su calidad de vida.
Posteriormente, con la experiencia adquirida en el extranjero, volvieron con la certeza de que si lograron ser exitosos en un país ajeno, también lo pueden ser en su país natal y progresar a pesar de las adversidades. Es por ello que la pareja decide regresar a Venezuela e iniciar un nuevo emprendimiento llamado Panpastelo, nombre que surge de la mezcla de panadería y pastelería; ofreciendo pan salado, dulce, pizza y cup cakes que vendían en algunos colegios y que gracias a la calidad y al sabor delicioso de los mismos, ganaron popularidad y recomendaciones por muchas personas.
Para Beatriz, el secreto de sus recetas para lograr un producto ideal es “ser exigentes con sí mismo, entregar el mejor producto posible a los clientes, trabajar con material de calidad, con amor, cariño y buscar las mejores técnicas”.
Tras un año en el mercado, Panpastelo se convierte en una marca consolidada que se reinventa todos los días y así ofrece variedad en tequeños, pasapalos, pan campesino, pan dulce, salado, roles de canela, pan árabe, entre otros. Para la pareja guariqueña, mantener un negocio en Venezuela no ha sido fácil, pero la organización, constancia, dedicación, disciplina y la priorización de objetivos, han sido clave para alcanzar el éxito.
www.instagram.com/panpastelo/
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