“La vida se le apaga a toda Venezuela”
Freddy Arveláez Gámez
Rafael Emilio Silveira: “Jamás se había visto un apagón que afectara el 70 por ciento del país”, “esto es una lucha por la vida y la sobrevivencia”, “los jóvenes protestamos por un futuro mejor”, exigimos cese de la usurpación” y “a muchos se les apaga la vida”, resaltaron entre las consignas y reclamos que hicieron los vallepascuenses durante la marcha y concentración demócrata realizada al mediodía del sábado 9 de marzo en la capital infantina del estado Guárico.
Nuevamente la movilización de un poco más de mil personas trascendió entre avenidas Libertador, Rómulo Gallegos y Manapire hasta culminar en la tradicional esquina El Friuli de Valle de la Pascua, mientras ocurría prolongada ausencia de energía eléctrica en todas las regiones del país.
Rafael Emilio Silveira, dirigente político del Guárico aseveró que tal anomalía eléctrica de un 70 por ciento es la más grande ocurrida en América Latina, “una comprobación de quienes gerencian o malversan los recursos de la empresa eléctrica no encuentran respuesta para mantener el sistema que pueda garantizar un servicio normal en pro de sostener la calidad de vida en los venezolanos; muchos niños han muerto y otros padecen las consecuencias en emergencias, unidades de diálisis, quirófanos, se nos escapa la vida ante la indolencia de un gobierno inepto, inescrupuloso, indolente y por ello ahora más que nunca exigimos cese a la usurpación y elecciones libres según prioridades de los venezolanos”.
Samaria Salcedo, una hermosa muchacha trabajadora dijo que “los jóvenes estamos protestando por un futuro mejor, ante la falta de agua, luz eléctrica, comida, medicamentos, no hay nada para mantenernos con vida”.
El Padre Tolosa, declaró que “esto es una lucha por la vida, la sobrevivencia, la dignidad, un llamado a nuestra propia conciencia, no podemos quedarnos de brazos cruzados ante la reiteración del atropello y la deshumanización”.
Alirio Camero, médico vallepascuense, señaló que “no solamente la luz eléctrica, a muchos se les apagó y a otros se les apaga la vida, esto es un genocidio pasivo, un retraso de 50 años en desarrollo”.
Luego de otras intervenciones espontáneas la mayoría de asistentes consideraron cumplidos los propósitos y entonces se marcharon cívicamente a sus residencias o sitios de trabajo en espera de los acontecimientos como asintiendo “vamos bien”.
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