FELIPE HERNÁNDEZ G.
Cronista Oficial de Municipio Infante/UNESR/ Valle de la Pascua
Nacido en Caracas el 28 de octubre de 1771, el maestro don Simón Rodríguez fue un niño expósito, siendo sus padres adoptivos, don Cayetano Carreño y doña Rosalía Rodríguez, quienes lo acogieron en su seno y le dieron sus apellidos, aunque posteriormente renunció al apellido paterno ―Carreño―, lo formaron en la fragua de los mejores venezolanos de la época; creciendo bajo el cuido y la protección del párroco Juan Rafael Rodríguez, hermano de doña Rosalía, quien no solo veló por la educación en los primeros años de vida del insigne personaje, sino que además fue su guía espiritual y social. Cuando se cumplen 246 años de su nacimiento, vale recordar la reflexión que sobre el insigne maestro escribió el historiador y ensayista, don Mariano Picón Salas (1993): “Don Simón —hay que confesarlo—- fue un poco excéntrico y de su genialidad emanan siempre destellos de extrañeza y locura…”.
Su nombre de pila era Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez. Como se dijo antes, se educó bajo la tutela del cura José Rafael Rodríguez. La Caracas de ese entonces contaba con una población de 25.000 habitantes aproximadamente y había negros y mulatos por doquier. Simón Rodríguez era blanco. En mayo de 1791 ―cuando ya tenía 21 años― el Cabildo de Caracas le dio un puesto como profesor en la Escuela de Lectura y Escritura para Niños. En esta escuela tuvo la oportunidad de ser el tutor del futuro libertador, Simón Bolívar. A don Simón siempre le disgustó el racismo y por defender a los pobres le retiraron la escuela que fundó y donde estudiaron los hijos de las mejores familias de la época, junto a pobres que no podían pagar, y a quienes don Simón pagaba de su magro sueldo. Vivía en una casa con su esposa María de los Santos Ronco, su hermano Cayetano con su esposa e hijos, esclavos y demás que llegaban a 19 personas. A don Simón, tampoco nunca le gustaron los españoles. En Venezuela Simón se dio cuenta que los hispanos desdeñaban el agua y el jabón y Caracas, por la suciedad, se la pasaba en una eterna epidemia. Además los españoles eran crueles y libidinosos.
Para los venezolanos, como escribió José de Oviedo y Baños, y más adelante J.L. Salcedo Bastardo, José Gil Fortoul, Augusto Mijares, Reinaldo Rojas y otros, “no había garantías individuales” y al que le encontraban un libro se exponía a la cárcel, a los latigazos en público y hasta a la pena de muerte. El gobernador Francisco de Cañas y Merino tenía por costumbre raptar a los menores de edad y esconder a las niñas robadas con las que se saciaba en la casa de un tal José Montesinos. El obispo Fray Mauro de Tovar les daba cuerazos a las mujeres si le eran infieles al marido. Las desnudaba y las azotaba por las calles de Caracas, después las hacía presas. De noche no podían salir los mestizos, los indios, los mulatos, los pardos. La crueldad la sintió Simón Rodríguez en carne propia cuando ajusticiaron a José María España y lo descuartizaron. Don Simón que participó en esa conspiración (la Conspiración de Gual y España en 1797), huyó de Venezuela, tenía 26 años, después de haber formado a Bolívar. En Kingston–Isla de Jamaica, cambió su nombre por el de Samuel Robinsón. Recorrió a América del norte y toda Europa, menos España, que le traía muy malos recuerdos. En 1853 emprendió su último viaje rumbo a Lima-Perú, al lado de su hijo José, y de Camilo Gómez, un compañero de este. La muerte lo sorprendió el 28 de febrero de 1854, con 84 años de edad, en el caserío de Amapote, a orillas del río Chira. Hacia 1925 sus restos fueron trasladados al Panteón de Perú, y en 1954 al Panteón Nacional de su natal Caracas.
En otro orden de ideas, sobre los vínculos de Simón Rodríguez con el Guárico, vale recordar que su madre putativa (puesto que fue un niño expósito), doña Rosalía Rodríguez, era natural de El Sombrero donde nació, al igual que su hermano, el presbítero Dr. Juan Rafael Rodríguez. Doña Rosalía murió en Santa María de Ipire en 1799 o 1800, en su hato Mahomito.
Su nombre es recordado en nuestro país, porque distintas instituciones educativas, calles, plazas, parques y avenidas llevan con orgullo su nombre… a ello se suma la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), creada a través del Decreto Presidencial Nº 1.582 de fecha 24 de enero de 1974, emitido por el Presidente de la República, Dr. Rafael Caldera “con la finalidad de contribuir con el desarrollo integral de Venezuela…”, decreto publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 30.313 de fecha viernes 25 de enero de 1974, firmado por el Presidente de la República y el Ministro de Educación, doctores Rafael Caldera Rodríguez y Enrique Pérez Olivares, respectivamente. De la UNESR en el Guárico existen tres Núcleos, en las ciudades de San Juan de los Morros, Valle de la Pascua y Zaraza, así como algunas extensiones en otras poblaciones del Guárico, y la Estación Experimental La Iguana en el municipio Santa María de Ipire.
En cada uno de sus núcleos la UNESR forma ciudadanos con espíritu creativo, capaces de participar activa y efectivamente en la construcción de una sociedad libre, democrática, participativa, dinámica y equilibrada, inscrita en las ideas y preceptos de su epónimo, quien como educador, escritor, ensayista y filósofo, amen de tutor y mentor del Libertador Simón Bolívar, y al igual que don Andrés Bello, fue un visionario defensor de la educación pública y de la modernidad.
REFERENCIAS
AQUINO D. Manuel. (1996): Los Rodríguez de Don Simón. San Juan de los Morros: El Nacionalista, martes 09 de abril de 1996. p. 6.
HERNÁNDEZ G. Felipe. (2009): El Maestro Don Simón Rodríguez / Familiares y parientes en el Guárico Colonial. Caracas: UNESR. Dirección de Desarrollo Profesoral.
HERNÁNDEZ G. Felipe. (2009): (2007): El Núcleo Valle de la Pascua de la UNESR. Apuntes históricos. Valle de la Pascua: Talleres A.C. Estampas Llaneras, SRL.
RODRÍGUEZ, Argenis. (1996): Simón Rodríguez en Caracas. San Juan de los Morros: El Nacionalista, martes 02 de abril de 1996. p. 6.
USLAR PIETRI, Arturo. (1980): “El misterioso nacimiento de Simón Rodríguez”. Caracas: Boletín de la Academia Nacional de Historia, LXIII, Nº 249. pp. 3-6.
Valle de la Pascua, jueves 26 de octubre de 2017…
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