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Historia de la calle y el sector La Vigia de Valle de la Pascua

Don Pedro del Hoyo y Arzola un canario emprendedor, echó raíces en las tierras de la parte norte de La Vigía, genearca de los Arzola vallepascuenses y del oriente del Guárico.

Plaza del terminal de Valle de la Pascua, sector La Vigía.
Plaza Piar. IPC-Municipio Leonardo Infante.

Por FELIPE HERNÁNDEZ G.*

Muchos fragmentos de la historia local vallepascuense están plasmados en el nombre de sus calles y esquinas, aunque es una memoria que pocos jóvenes conocen y que poco a poco se envejece con aquellos que pudieron vivir en una ciudad de crecimiento sostenido y a veces sin control.

Son nombres que están en la memoria colectiva. Nombres que pronunciamos a diario, que se refieren a sitios, sucesos, a la flora, la hidrografía, expendios y comercios y/o a personas o personajes de los que sabemos muy poco. En Valle de la Pascua quién no conoce las calles: Atarraya, González Padrón, Real, Guasco, Retumbo, El Deleite, Los Camaleones o La Mascota; o las avenidas Rómulo Gallegos, Padre Chacín y Manapire. Son calles y avenidas que desde siempre rememoran y rinden homenaje a comercios, sucesos, sitios y personajes de nuestra historia, y como ellos, existen cientos inscritos en el mapa urbano de la ciudad. Algunos de estos nombres son recientes, otros vienen de lejos, en el caso de la calle Real y La Vigía, sus orígenes se remontan al período colonial.

El espacio donde de manera espontánea surgió el pueblo de Valle de la Pascua formaba parte del extenso latifundio Santa Juana de la Cruz, propiedad de don Francisco Carlos de Herrera y Ascanio, notable terrateniente del mantuanaje caraqueño de finales del siglo XVII y primeras décadas del siglo XVIII, cabildante, alcalde ordinario encargado del gobierno y juez de llanos, de gran fortuna heredada de sus padres, acrecentada con la posesión de los cuantiosos bienes que su esposa, doña Juana Rosa ¿Mercedes? de Mesones y Carrasquer heredó de su padre, el terrateniente orituquense y capitán de campo, don Pedro Mesones.

En este extenso latifundio se fueron estableciendo en el tiempo hatos y fundos ganaderos a través de compra-venta de porciones de tierra a los herederos de don Francisco Carlos de Herrera y Ascanio, así se evidencia en las ventas hechas por doña Juana Catalina Álvarez Guédez, viuda de don Pedro del Hoyo y Arzola, a su yerno Juan González Padrón y a su hijo Joseph Thomas Arzola en 1768 en el sitio de La Vigía… en 1777 expone: Ytt. Declaro que la parte de tierras que me tocó de las que compró mi marido al Dr. Dn. Carlos de Herrera en este sitio del Valle de la pasqua las he vendido a mi hijo Thomas JPH Arzola y a mi yerno Dn. Juan González como consta de la escriptura… (Reg. Sub. Altagracia de Orituco, 1768. Bloque 5).

Fue don Pedro del Hoyo y Arzola un canario emprendedor que echó  raíces en las tierras de la parte norte de La Vigía, genearca de los Arzola vallepascuenses y del oriente del Guárico.

El historiador, abogado y economista Antonio Arellano Moreno en su obra: Documentos para la Historia Económica en la Época Colonial. Viajes e Informes(1970:398), reseña un documento del año 1764 en el que se describe el paisaje y el sitio de La Vigía para ese tiempo, dice así:

“…el día 03 de octubre salimos de la referida Tigrera a las 7 de la mañana, y a las 11 y ½ llegamos a el Valle de la Pascua; es camino de 5 leguas todo sabanas montuosas; y en el principio del camino como a legua y media está una quebrada que llaman los Aceites, y a las dos leguas hay otra llamada el Corozo a una distancia de legua y media están unas casas, que no hay otras en todo el camino, donde pasamos, es hato de la viuda de Arzola [se refiere a Juana Catalina Álvarez Guédez viuda de Pedro Del Hoyo y Arzola], tendrá sus 500 reses. Hay otros varios hatos en aquellas cercanías. La casa tiene viviendas de alto y miradores, por cuyo uso la llaman la Vigía de La Pascua. Pudiéndose conjeturar que el nombre del sitio le viene de “La casa-viviendas de alto y miradores” de los Arzola-Álvarez, como es reseñado en muchos escritos y documentos y le conocemos hoy: La Vigía de La Pascua o La Gonzalera.

El 9 de Marzo de 1783 el obispo de Caracas, Mariano Martí en su gira pastoral, llega al sitio de Valle de la Pascua, proveniente de Santa María de Ipire, Chaguaramal (Zaraza), y Tucupido. Al reseñar la visita al sitio del Valle de la Pascua señala: “habiendo andado ocho leguas, llegó a este Sitio que comúnmente llaman Valle de la Pascua, y se hospedó en la Casa de uno de los hatos de ganado vacuno, de mulas y de caballos, que comprende el mismo Sitio…”(Martí.1969:154, 155).

Valle de la Pascua era apenas un villorrio y La Vigía, un hato de Juan González Padrón localizado al sur del poblado. Se infiere que el hato donde se hospedó el obispo Martí es “La Vigía” o “La Gonzalera” de Juan González Padrón, donde existía un oratorio dedicada a Nuestra Señora de la Luz, ahí oró y confirmó a 443 personas… Martí al igual que otros religiosos y viajeros “… al internarse en las llanuras, buscaban los hatos de españoles acomodados donde celebraban misas accidentalmente; con dicho objeto los dueños de esos hatos construían oratorios y capillas donde se colocaba la imagen que era devoción de la familia…”. De los habitantes del lugar dice Martí: “este pueblo es de Vecinos Españoles y de otras Castas, de los cuales unos habitan dentro de la Población, y otros en los campos, donde tienen sus Sementeras y principalmente Hatos de Ganado Vacuno, de Mulos y de Caballos”.

La Vigía, localizado al sur de la población, al norte se ubica el caño de La Vigía (donde nace la quebrada de La Pascua) era el límite entre el poblado y el sitio de hato gonzalero. Durante la guerra nacional de Independencia, después de una semana de asedio realista, el 25 de mayo de 1814 en el lugar se escenificó la batalla de Valle de la Pascua. Batalla donde las fuerzas comandadas por los generales Pedro Zaraza, Manuel Carlos Piar y el comandante José Calderín, derrotaron al ejército realista acaudillado por Bartolomé Martínez y Juan José Rondón, quienes vergonzosamente huyeron por el camino de La Vigía y Mamonal, deteniéndose en el sitio hoy conocido con el nombre de “la Parada de Durand” (en el caserío Jácome abajo) a reorganizar la tropa y continuar en su atropellada huida.

Más sin embargo, como pueblo de formación espontánea, Valle de la Pascua continuó su crecimiento lento pero sostenido hacia los cuatro puntos cardinales. Hacia el sur, La Vigía como sitio inmediato inició su crecimiento poblacional a través de pequeños predios agrícolas y viviendas dispersas. Para finales del siglo XIX y principios del XX eran potreros donde pastaban además de vacunos, caballos, mulos y burros de los arrieros que en su trajinar desde el sur y el oriente hasta El Sombrero, Villa de Cura y Caracas y viceversa, hacían un alto para acampar y pasar la noche en el poblado. Así, el camino real que se iniciaba en el costado Este del caño de La Vigía se fue transformando en la calle La Vigía, donde paulatinamente se iban construyendo viviendas y estableciendo comercios, llegando a ser uno de sus sitios emblemáticos en la segunda mitad del siglo XX, la llamada esquina de La Mariposa en el cruce con la calle La Atascosa,  al igual que el Bar “Caicara” de Mercedes Tovar, diagonal al Ince.

En 1943 en sus inmediaciones, a un costado del Caño de La Vigía se construyó el recordado Hipódromo de Los Llanos, donde se hacían carreras de caballo hasta los años cincuenta. En 1958, un grupo de vallepascuenses y habitantes del caserío Corozal diligenciaron cambiarle el nombre a la calle por el de un mártir de la resistencia contra la dictadura perezjimenista. Eso no prosperó, la oposición de los habitantes del sector fue rotunda.

La calle La Vigía se inicia en el lado este del Terminal de Pasajeros “Juan Arroyo” y la plaza Piar, prolongándose hasta más allá de los sectores de “El Chivuo”, El Fogón, La Carmelina, “La Vuelta del Cacho”, La Luisera, Terrazas de Corozal, el Geriátrico “Don Alejandro Rodríguez Guzmán”, hasta empalmar con la carretera que conduce a las comunidades rurales de Corozal, Los Alcaravanes, Jácome, etc. En su discurrir de norte a sur, pasa a un lado del Terminal y la plaza Páez, del Instituto de Desarrollo Social de la Alcaldía del Municipio Infante, del Instituto Nacional de Capacitación Educativa (INCES), la funeraria La Fe, la bodega “Brisas del Sur” de Regino Hernández, Los Delfines, atraviesa la avenida Las Industrias, pasando a un lado de la Estación de Servicios Orlu, la Escuela “María Belisario de Sánchez”, la Agropecuaria Doña Rosalica, la iglesia Inmaculada Concepción de La Vigía, Materiales Martínez, hasta llegar a los sitios antes indicados.

La Vigía es una calle y un sector comercial y de servicios, son emblemáticos los talleres mecánicos, así como las agropecuarias, queseras, carnicerías, verdulerías, ventas de comida, bodegas, bares, peluquerías, tapicerías, ventas de lotería, etc… la calle es un pandemónium atravesada de este a oeste, por las calles El Mercado-Comedor Popular (que nace al oeste), La Atascosa, 21 de Enero (con su prolongación de la calle El Diablo (hacia el oeste), Las Acacias, avenida Las Industrias y Los Páramos.

Los límites aproximados del sector La Vigía son: Norte: calle Cinco de Julio (entre la calle Atarraya y el Terminal de Pasajeros); Este: calle Atarraya; Sur: un poco más allá de la avenida Las Industrias hasta empalmar con otros sectores y Oeste: con la calle Buenos Aires aproximadamente.

Desde siempre, en La Vigía con su larga calle colinosa dorada por el sol que encandila,  ha habitado gente honrada, honorable y trabajadora, téngase entre ellos al profesor Julio César Díaz Ledezma, respetado educador, autor del himno de ciudad, y el concejal Juan Alberto “Feo” Párraga, en las inmediaciones de su vivienda existen vestigios de la que probablemente fue la casa de alto y miradores que da nombre al sector… Como se puede apreciar, su gente con su bonhomía, por generaciones han estrechado la mano con el pasado más remoto de esta encrucijada de trabajo y esfuerzo del llano guariqueño, conservando la esencia afable y sencilla propia los habitantes de la Princesa del Llano, llena de color y de calor ciudadano desde sus inicios como pueblo.

REFERENCIAS

ARCHIVO DEL CONCEJO MUNICIPAL DE INFANTE. Año 1958.

ARELLANO MORENO, Antonio. (1970): Documentos para la Historia Económica en la Época Colonial. Viajes e Informes.  Caracas: Academia Nacional de la Historia. p. 398.

CATÁLOGO DE PATRIMONIO CULTURAL DE VENEZUELA. (2004-208): Región Los Llanos. Municipio Leonardo Infante. Estado Guárico. Caracas: Ministerio del PPP la Cultura. IPC. (es.scribd.com/doc/19906200/VALLE-DE-LA-PASCUA).

CHACÍN SOTO, Rafael. (1972): Orígenes de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Publicaciones de la III Feria de la  Candelaria.

DE ARMAS CHITTY, J. A. (1982): Historia del Estado Guárico.  Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República  p. 53.

HERNÁNDEZ G. Felipe. (2014): Conmemoración del Bicentenario de La Batalla de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Diario Jornada, 23 de mayo de 2016, p. 04.

HERNÁNDEZ G. Felipe. (2016): La Batalla de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Diario Jornada, 23 de mayo de 2016, p. 04.

HERNÁNDEZ G. Felipe. (2012): La parada de Durand. Valle de la Pascua: Diario Jornada, 21 de noviembre de 2012, p. 04.

HERNÁNDEZ G. Felipe. (2006): Historia de Valle de la Pascua. En los Llanos del Guárico. 1725-2000. Caracas: Tipografía de Miguel Ángel García e hijo.

MARTÍ, Mariano. (1969): Visita General. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Tomo III. pp. 154, 155.

REGISTRO SUBALTERNO. Altagracia de Orituco, 1768. Bloque 5.

REGISTRO SUBALTERNO. Altagracia de Orituco. Libro de Instrumentos Públicos, Serie  s/n. Año1784.  Folios 8 al 13.

* UNESR/Cronista del Municipio Leonardo Infante // fhernandezg457@gmail.com

Valle de la Pascua, domingo 29 de abril de 2018.

Fotografía: Plaza Piar. IPC-Municipio Leonardo Infante.

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